Aristòtil: els objectes dels sentits/es
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En el estudio de cada sentido, hay que tratar primero de lo sensible. Se habla de sensible bajo tres conceptos. Decimos que los dos primeros son sentidos por sí, el tercero por accidente.
De las dos primeras clases, la una es el sensible propio de cada sentido, la otra el sensible común a todos. Llamo sensible propio a aquel que no puede ser sentido por otro sentido y respecto del cual es imposible equivocarse: por ejemplo, la vista es el sentido del color, el oído del sonido y el gusto del sabor. El tacto tiene por objeto muchas diferencias. Pero cada sentido juzga de sus sensibles propios y no se equivoca sobre la existencia del color o del sonido, sino solamente sobre la naturaleza y el lugar del objeto coloreado, o sobre la naturaleza y el lugar del objeto sonoro. Éstos son los sensibles que se llaman propios de cada sentido.
Los sensibles comunes son el movimiento, el reposo, el número, la figura y el tamaño, porque los sensibles de esta clase no son propios de ningún sentido. sino que son comunes a todos. Así un movimiento es sensible tanto al tacto como a la vista.
Se dice que es sensible por accidente si, por ejemplo, el blanco es hijo de Diarés. En efecto, esto último es sentido por accidente, porque a lo blanco está accidentalmente unido el objeto sentido. Por ello el sentido no sufre ninguna pasión de parte de este sensible en cuanto a tal.
De los dos sensibles por sí, los sensibles propiamente dichos son los sensibles propios, y a ellos es relativa por naturaleza la substancia de cada sentido.