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Aristòtil: definició de l'ànima/es

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[...] De ello se deduce que cada cuerpo natural que posee vida es una sustancia en el sentido de sustancia compuesta. Pero puesto que se trata de un cuerpo de cierta cualidad, esto es, que tiene vida, no puede ser idéntico al alma, pues el cuerpo animado es el sujeto o materia, no lo que le es atribuido. Por consiguiente, el alma debe ser sustancia en el sentido de la forma de un cuerpo natural que tiene dentro de él la vida en potencia. Mas la sustancia formal es entelequia; el alma es, entonces, la entelequia de un cuerpo de esta naturaleza. Ahora bien, la palabra entelequia se toma en un doble sentido que corresponde, respectivamente, tanto al conocimiento como a su ejercicio. Es así manifiesto que el alma es una entelequia como el conocimiento, ya que el sueño como la vigilia implican la presencia del alma: la vigilia es algo análogo al ejercicio del conocimiento, mientras que el sueño semeja la ciencia poseída sin su aplicación. En la historia del individuo el conocimiento aparece primero que su empleo o ejercicio.


Por esta razón el alma es, en definitiva, una entelequia primera de un cuerpo natural que tiene la vida en potencia, es decir, de un cuerpo organizado. Las partes de las plantas son así órganos aunque extremadamente simples: por ejemplo, la hoja sirve de abrigo al pericarpio, y éste para preservar el fruto, mientras que las raíces son el análogo de la boca, pues ambas absorben el alimento. Si entonces debemos dar una fórmula general aplicable a toda clase de alma, diremos que el alma es la entelequia primera de un cuerpo natural organizado. Por eso podemos descartar por completo como innecesaria la cuestión de si el alma y el cuerpo constituyen una sola entidad; esto carece de sentido, como preguntar si la cera y la figura a ella dada por el sello son una sola cosa, o, si en general, lo es la materia de un objeto y aquello de lo cual él es la materia. Lo Uno y el Ser tienen múltiples acepciones, pero su sentido fundamental es la entelequia.

Nosotros hemos definido, en términos generales, lo que es alma: ella es una sustancia en el sentido de la forma, es decir, la esencia de un cuerpo de una cualidad determinada. Supongamos, por ejemplo, que una herramienta, tal como el hacha, fuera un cuerpo natural: la esencia del hacha sería su sustancia y, por tanto, su alma, pues si la sustancia estuviera separada del hacha, ésta no existiría, sino en cuanto al nombre. Como ella es no resulta más que un hacha. En realidad el alma no es la esencia y la forma de un cuerpo artificial sino de un cuerpo natural orgánico, es decir, que tiene un principio de movimiento y reposo en sí mismo. [....]

Por otra parte, no es el cuerpo separado de su alma el que es potencialmente capaz de vivir, sino aquél que aún la posee. [...]

El alma es, entonces, inseparable del cuerpo, por lo menos ciertas partes del alma, si ella es naturalmente divisible. En efecto, para ciertas partes del cuerpo, su entelequia es la de las partes mismas. Sin embargo nada impide que algunas otras partes no sean por lo menos separables, en razón de que no son la entelequia de ningún cuerpo. Así, no se ve bien si el alma es la entelequia del cuerpo, como el piloto del navío.

Esto debe bastar como exposición esquemática y esbozo de una definición general del alma.


Ver también los siguientes textos de Aristóteles sobre el alma:

El alma no puede ser sin cuerpo

El alma, como la mano, es en cierto sentido todas las cosas