Buridan: l'ímpetu/es
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Creo que debemos concluir que un motor, al mover el cuerpo, imprime en él un cierto impetus, una cierta fuerza capaz de mover este cuerpo en la dirección en la que lo lanzó el motor, sea hacia arriba o hacia abajo, hacia un lado o en círculo. Cuanto más rápidamente el motor mueve el mismo cuerpo, tanto más poderoso es el impetus impreso en él. Es por este impetus por lo que la piedra es movida después de que el lanzador deja de moverla; pero, a causa de la resistencia del aire y también a causa de la gravedad de la piedra, que la inclina a moverse en una dirección opuesta a la que el impetus tiende a moverla, este impetus se debilita continuamente. Por tanto, el movimiento de la piedra se hará continuamente más lento, y, a la larga el impetus está tan disminuido o destruido que la gravedad de la piedra prevalece sobre él y mueve la piedra hacia abajo, hacia su lugar natural.
Creo que se puede aceptar esta explicación porque las otras explicaciones no parecen ser verdaderas, mientras que todos los fenómenos están de acuerdo con ésta.
Porque si se pregunta por qué puedo lanzar una piedra más lejos que una pluma y un trozo de hierro o de plomo apropiado a la mano más lejos que un trozo de madera del mismo tamaño, afirmo que la causa de esto es que la recepción de todas las formas y disposiciones está en la materia y por razón de la materia. Por tanto, cuanto más materia contiene un cuerpo, más impetus puede recibir y es mayor la intensidad con que puede recibirlo. Ahora bien, en un cuerpo pesado, denso, hay, siendo iguales las otras cosas, más materia prima que en un cuerpo ligero, raro. Por tanto, un cuerpo pesado, denso, recibe más impetus y lo recibe con más intensidad [que un cuerpo ligero, raro]. De la misma forma, una cierta cantidad de hierro puede recibir más calor que una cantidad igual de agua o de madera. Una pluma recibe un impetus tan débil que es destruido rápidamente por la resistencia del aire y, de manera similar, si uno lanza con igual velocidad un trozo de madera y un trozo pesado de hierro del mismo tamaño y forma, el trozo de hierro irá más lejos porque el impetus impreso en él es de mayor intensidad, y éste no decae con la misma rapidez que el impetus más débil. [...]
Ésta me parece también ser la causa que explica por qué la caída natural de los cuerpos pesados se acelera continuamente. Al principio de esta caída, la gravedad sola movía al cuerpo: caía entonces más lentamente; pero, al moverse, esta gravedad imprimía en el cuerpo un impetus,el cual impetus mueveel cuerpo al mismo tiempo que la gravedad. El movimiento se hace, por tanto, más rápido, y en la medida en que se hace más rápido, en esa misma medida se hace el impetus más intenso. Es evidente que el movimiento irá acelerándose continuamente.[...]
Este impetus es una cosa duradera (res naturae permanentis), distinta del movimiento local, por la cual el proyectil es movido [...] Y es probable que este impetus sea una cualidad asignada por la naturaleza para mover el cuerpo sobre el cual es impreso, de la misma manera que se dice que una cualidad impresa por un imán sobre un pedazo de hierro mueve el hierro hacia el imán. Y es probable que de la misma forma que esta cualidad es impresa por el motor en el cuerpo en movimiento juntamente con el movimiento, también sea disminuido, corrompido y obstruido, como lo es el movimiento, por la resistencia [del medio] o la tendencia [natural] contraria.
A.C.C. Crombie, Historia de la ciencia: de san Agustín a Galileo /2, Alianza, Madrid 1979, p. 68-70.