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Marx: l'alienació econòmica

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Text original editat en castellà.


Nosotros partimos de un hecho económico, actual. El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuanto más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general.

Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la Economía política como la desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación.

Hasta tal punto aparece la realización del trabajo como desrealización del trabajador, que éste es desrealizado hasta llegar a la muerte por inanición. La objetivación aparece hasta tal punto como pérdida del objeto, que el trabajador se ve privado de los objetos más necesarios no sólo para la vida, sino incluso para el trabajo. Es más, el trabajo mismo se convierte en un objeto del que el trabajador sólo puede apoderarse con el mayor esfuerzo y las más extraordinarias interrupciones. La apropiación del objeto aparece en tal medida como extrañamiento, que cuantos más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto más sujeto queda a la dominación de su producto, es decir, del capital.


Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).


Nosaltres partim d'un fet econòmic, actual. L'obrer és més pobre quanta més riquesa produeix, com més creix la seva producció en potència i en volum. El treballador es converteix en una mercaderia tant més barata com més mercaderies produeix. La desvaloració del món humà creix en raó directa de la valorització del món de les coses. El treball no només produeix mercaderies; es produeix també a si mateix i a l'obrer com a mercaderia, i justament en la proporció en què produeix mercaderies en general.

Aquest fet, d'altra banda, no expressa sinó això: l'objecte que el treball produeix, el seu producte, s'enfronta a ell com un ésser estrany, com un poder independent del productor. El producte del treball és el treball que s'ha fixat en un objecte, que s'ha fet cosa; el producte és l'objectivació del treball. La realització del treball és la seva objectivació. Aquesta realització del treball apareix en l'estadi de l'Economia política com la desrealització del treballador, l'objectivació com a pèrdua de l'objecte i servitud a ell, l'apropiació com a estranyament, com a alienació.

Fins a tal punt apareix la realització del treball com desrealització del treballador, que aquest és desrealitzat fins a arribar a la mort per inanició. L'objectivació apareix fins a tal punt com a pèrdua de l'objecte, que el treballador es veu privat dels objectes més necessaris no només per a la vida, sinó fins i tot per al treball. És més, el treball mateix es converteix en un objecte del que el treballador només pot apoderar-se amb el major esforç i les més extraordinàries interrupcions. L'apropiació de l'objecte apareix en tal mesurada com a estranyament, que quants més objectes produeix el treballador, punts menys aconsegueix a posseir i tant més subjecte queda a la dominació del seu producte, és a dir, del capital.

Manuscritos: Economía y filosofía, Alianza, Madrid 1986, p. 105.

Original en castellà

Nosotros partimos de un hecho económico, actual. El obrero es más pobre cuanta más riqueza produce, cuanto más crece su producción en potencia y en volumen. El trabajador se convierte en una mercancía tanto más barata cuanto más mercancías produce. La desvalorización del mundo humano crece en razón directa de la valorización del mundo de las cosas. El trabajo no sólo produce mercancías; se produce también a sí mismo y al obrero como mercancía, y justamente en la proporción en que produce mercancías en general.

Este hecho, por lo demás, no expresa sino esto: el objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la Economía política como la desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación.

Hasta tal punto aparece la realización del trabajo como desrealización del trabajador, que éste es desrealizado hasta llegar a la muerte por inanición. La objetivación aparece hasta tal punto como pérdida del objeto, que el trabajador se ve privado de los objetos más necesarios no sólo para la vida, sino incluso para el trabajo. Es más, el trabajo mismo se convierte en un objeto del que el trabajador sólo puede apoderarse con el mayor esfuerzo y las más extraordinarias interrupciones. La apropiación del objeto aparece en tal medida como extrañamiento, que cuantos más objetos produce el trabajador, tantos menos alcanza a poseer y tanto más sujeto queda a la dominación de su producto, es decir, del capital.