Diferència entre revisions de la pàgina «Quine: problemes de la identitat»
De Wikisofia
(adding es) |
|||
Línia 1: | Línia 1: | ||
+ | {{TextOriginal|es}} | ||
+ | La identidad se expresa mediante los usos de «es» que tendemos a desarrollar en la forma «es el mismo objeto que». El signo « = » puede añadirse cómodamente en este sentido a la lengua común, porque nos permite ser breves sin ambigüedad. Pero la noción de identidad, cualquiera que sea su notacion, es fundamental en nuestro lenguaje y en nuestro esquema conceptual. | ||
+ | |||
+ | El signo de identidad « = » es un término relativo; podemos decir que es un verbo transitivo, sin dejarnos asustar por el espectáculo de un complemento directo en nominativo. Como todo término de esa clase, une términos singulares para formar una sentencia. La sentencia así formada es verdadera si y sólo si sus términos componentes refieren al mismo objeto. | ||
+ | |||
+ | La identidad está íntimamente relacionada con la división de la referencia. Pues la división de la referencia consiste en el establecimiento de condiciones de identidad: se trata de establecer en qué condiciones se tiene la misma manzana y cuándo se tiene otra. Puede decirse que el niño conoce los términos generales cuando ha dominado esta manera de hablar de lo mismo y de lo otro. Si no es así, la identidad a la inversa, carece de interés. Podemos quizás imaginar las locuciones «Esto es mamá» o «Esto es agua» antes de aparecer los términos generales, y admitir que ese «es» es « = »; pero se tratará de una reflexión retrospectiva. Si no es teniendo en cuenta la referencia dividida de posibles términos generales, «Esto es mamá» y «Esto es agua» deben entenderse mejor como «Mamá aquí», «Agua aquí». [...]. | ||
+ | |||
+ | Aunque la noción de identidad es muy simple, son frecuentes las confusiones a su respecto. Hay un ejemplo de ello en el fragmento de Heráclito según el cual uno no puede bañarse dos veces en el mismo río a causa del fluir de las aguas. Esta dificultad se resuelve teniendo en cuenta el principio de división de la referencia correspondiente al término general de «río». El que se puedan contar como dos entradas en el mismo río dos acciones de cualquiera es precisamente un rasgo típico de lo que distingue a los ríos de los estadios de ríos y del agua dividida de un modo que conserve la materia concreta. | ||
+ | |||
+ | Ciertas otras dificultades de la identidad son el transfondo de esta afirmación de Hume: «Hablando propiamente no podemos decir que un objeto es el mismo que él mismo, salvo que queramos decir que el objeto existente en un tiempo es el mismo que él mismo existente en otro tiempo». Es probable que el motivo de esa afirmación sea en parte algo que ya observamos párrafos atrás, a saber, que las sentencias de identidad que unen términos simples son vacías si no se ha captado aún el esquema de los objetos físicos. Pero también hay otra causa que se percibe muy bien en las páginas de Hume: si la identidad se toma estrictamente como la relación de toda entidad consigo misma, resulta imposible descubrir en qué es relacional y en qué se diferencia de la mera atribución de existencia. Pero la raíz de esta dificultad es una confusión entre el signo y el objeto: lo que hace de la identidad una relación, y de « = » un término relativo, es que « = » va entre ocurrencias distintas de términos singulares (del mismo o de dos distintos) y no el que ponga en relación objetos distintos. | ||
+ | |||
+ | Una análoga confusión de signo y objeto se manifiesta en Leibniz cuando explica la identidad como una relación entre los signos, no entre el objeto nombrado y él mismo. ''«Eadem sunt quorum unum potest substitui alteri, salva veritate»''.Frege tomó al principio ese camino. La confusiónse multiplica curiosamente en Korzybski, cuando dice que «1=1» tiene que ser falsa porque los dos datos de la ecuación son espacialmente distintos. | ||
+ | {{TextOriginalSeparador|dev}} | ||
{{RecursWiki | {{RecursWiki | ||
|Tipus=Extractes d'obres | |Tipus=Extractes d'obres |
Revisió del 22:19, 14 set 2016
Text original editat en castellà.
La identidad se expresa mediante los usos de «es» que tendemos a desarrollar en la forma «es el mismo objeto que». El signo « = » puede añadirse cómodamente en este sentido a la lengua común, porque nos permite ser breves sin ambigüedad. Pero la noción de identidad, cualquiera que sea su notacion, es fundamental en nuestro lenguaje y en nuestro esquema conceptual.
El signo de identidad « = » es un término relativo; podemos decir que es un verbo transitivo, sin dejarnos asustar por el espectáculo de un complemento directo en nominativo. Como todo término de esa clase, une términos singulares para formar una sentencia. La sentencia así formada es verdadera si y sólo si sus términos componentes refieren al mismo objeto.
La identidad está íntimamente relacionada con la división de la referencia. Pues la división de la referencia consiste en el establecimiento de condiciones de identidad: se trata de establecer en qué condiciones se tiene la misma manzana y cuándo se tiene otra. Puede decirse que el niño conoce los términos generales cuando ha dominado esta manera de hablar de lo mismo y de lo otro. Si no es así, la identidad a la inversa, carece de interés. Podemos quizás imaginar las locuciones «Esto es mamá» o «Esto es agua» antes de aparecer los términos generales, y admitir que ese «es» es « = »; pero se tratará de una reflexión retrospectiva. Si no es teniendo en cuenta la referencia dividida de posibles términos generales, «Esto es mamá» y «Esto es agua» deben entenderse mejor como «Mamá aquí», «Agua aquí». [...].
Aunque la noción de identidad es muy simple, son frecuentes las confusiones a su respecto. Hay un ejemplo de ello en el fragmento de Heráclito según el cual uno no puede bañarse dos veces en el mismo río a causa del fluir de las aguas. Esta dificultad se resuelve teniendo en cuenta el principio de división de la referencia correspondiente al término general de «río». El que se puedan contar como dos entradas en el mismo río dos acciones de cualquiera es precisamente un rasgo típico de lo que distingue a los ríos de los estadios de ríos y del agua dividida de un modo que conserve la materia concreta.
Ciertas otras dificultades de la identidad son el transfondo de esta afirmación de Hume: «Hablando propiamente no podemos decir que un objeto es el mismo que él mismo, salvo que queramos decir que el objeto existente en un tiempo es el mismo que él mismo existente en otro tiempo». Es probable que el motivo de esa afirmación sea en parte algo que ya observamos párrafos atrás, a saber, que las sentencias de identidad que unen términos simples son vacías si no se ha captado aún el esquema de los objetos físicos. Pero también hay otra causa que se percibe muy bien en las páginas de Hume: si la identidad se toma estrictamente como la relación de toda entidad consigo misma, resulta imposible descubrir en qué es relacional y en qué se diferencia de la mera atribución de existencia. Pero la raíz de esta dificultad es una confusión entre el signo y el objeto: lo que hace de la identidad una relación, y de « = » un término relativo, es que « = » va entre ocurrencias distintas de términos singulares (del mismo o de dos distintos) y no el que ponga en relación objetos distintos.
Una análoga confusión de signo y objeto se manifiesta en Leibniz cuando explica la identidad como una relación entre los signos, no entre el objeto nombrado y él mismo. «Eadem sunt quorum unum potest substitui alteri, salva veritate».Frege tomó al principio ese camino. La confusiónse multiplica curiosamente en Korzybski, cuando dice que «1=1» tiene que ser falsa porque los dos datos de la ecuación son espacialmente distintos.
Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).
La identitat s'expressa mitjançant els usos d' «és» que tendim a desenvolupar en la forma «és el mateix objecte que». El signe « = » pot afegir-se còmodament en aquest sentit a la llengua comuna, perquè ens permet ser breus sense ambigüitat. Però la noció d'identitat, qualsevol que sigui la seva notacion, és fonamental en el nostre llenguatge i en el nostre esquema conceptual.
El signe d'identitat « = » és un terme relatiu; podem dir que és un verb transitiu, sense deixar-nos espantar per l'espectacle d'un complement directe en nominatiu. Com tot terme d'aquesta classe, uneix termes singulars per formar una sentència. La sentència així formada és veritable si i només si els seus termes components refereixen al mateix objecte.
La identitat està íntimament relacionada amb la divisió de la referència. Doncs la divisió de la referència consisteix en l'establiment de condicions d'identitat: es tracta d'establir en quines condicions es té la mateixa poma i quan es té una altra. Pot dir-se que el nen coneix els termes generals quan ha dominat aquesta manera de parlar del mateix i de l'altre. Si no és així, la identitat al revés, manca d'interès. Podem potser imaginar les locucions «Això és mamà» o «Això és aigua» abans d'aparèixer els termes generals, i admetre que aquest «és» és « = »; però es tractarà d'una reflexió retrospectiva. Si no és tenint en compte la referència dividida de possibles termes generals, «Això és mamà» i «Això és aigua» han d'entendre's millor com a «Mamà aquí», «Aigua aquí». [...].
Encara que la noció d'identitat és molt simple, són freqüents les confusions al seu respecte. Hi ha un exemple d'això en el fragment d'Heràclit segons el qual un no pot banyar-se dues vegades en el mateix riu a causa del fluir de les aigües. Aquesta dificultat es resol tenint en compte el principi de divisió de la referència corresponent al terme general de «riu». El que es puguin explicar com dues entrades en el mateix riu dues accions de qualsevol és precisament un tret típic del que distingeix als rius dels estadis de rius i de l'aigua dividida d'una manera que conservi la matèria concreta.
Certes altres dificultats de la identitat són el transfondo d'aquesta afirmació de Hume: «Parlant pròpiament no podem dir que un objecte és el mateix que ell mateix, tret que vulguem dir que l'objecte existent en un temps és el mateix que ell mateix existent en un altre temps». És probable que el motiu d'aquesta afirmació sigui en part alguna cosa que ja observem paràgrafs enrere, a saber, que les sentències d'identitat que uneixen termes simples són buides si no s'ha captat encara l'esquema dels objectes físics. Però també hi ha una altra causa que es percep molt bé a les pàgines de Hume: si la identitat es pren estrictament com la relació de tota entitat amb si mateixa, resulta impossible descobrir en què és relacional i en què es diferencia de la mera atribució d'existència. Però l'arrel d'aquesta dificultat és una confusió entre el signe i l'objecte: el que fa de la identitat una relació, i de « = » un terme relatiu, és que « = » va entre ocurrències diferents de termes singulars (del mateix o de dos diferents) i no el que posi en relació objectes diferents.
Una anàloga confusió de signe i objecte es manifesta en Leibniz quan explica la identitat com una relació entre els signes, no entre l'objecte nomenat i ell mateix. «Eadem sunt quorum unum potest substitui alteri, salva veritate».Frege va prendre al principi aquest camí. La confusiónse multiplica curiosament en Korzybski, quan diu que «1=1» ha de ser falsa perquè les dues dades de l'equació són espacialment diferents.
Palabra y objeto, Labor, Barcelona 1968, p. 127-128. |
Original en castellà
La identidad se expresa mediante los usos de «es» que tendemos a desarrollar en la forma «es el mismo objeto que». El signo « = » puede añadirse cómodamente en este sentido a la lengua común, porque nos permite ser breves sin ambigüedad. Pero la noción de identidad, cualquiera que sea su notacion, es fundamental en nuestro lenguaje y en nuestro esquema conceptual.
El signo de identidad « = » es un término relativo; podemos decir que es un verbo transitivo, sin dejarnos asustar por el espectáculo de un complemento directo en nominativo. Como todo término de esa clase, une términos singulares para formar una sentencia. La sentencia así formada es verdadera si y sólo si sus términos componentes refieren al mismo objeto.
La identidad está íntimamente relacionada con la división de la referencia. Pues la división de la referencia consiste en el establecimiento de condiciones de identidad: se trata de establecer en qué condiciones se tiene la misma manzana y cuándo se tiene otra. Puede decirse que el niño conoce los términos generales cuando ha dominado esta manera de hablar de lo mismo y de lo otro. Si no es así, la identidad a la inversa, carece de interés. Podemos quizás imaginar las locuciones «Esto es mamá» o «Esto es agua» antes de aparecer los términos generales, y admitir que ese «es» es « = »; pero se tratará de una reflexión retrospectiva. Si no es teniendo en cuenta la referencia dividida de posibles términos generales, «Esto es mamá» y «Esto es agua» deben entenderse mejor como «Mamá aquí», «Agua aquí». [...].
Aunque la noción de identidad es muy simple, son frecuentes las confusiones a su respecto. Hay un ejemplo de ello en el fragmento de Heráclito según el cual uno no puede bañarse dos veces en el mismo río a causa del fluir de las aguas. Esta dificultad se resuelve teniendo en cuenta el principio de división de la referencia correspondiente al término general de «río». El que se puedan contar como dos entradas en el mismo río dos acciones de cualquiera es precisamente un rasgo típico de lo que distingue a los ríos de los estadios de ríos y del agua dividida de un modo que conserve la materia concreta.
Ciertas otras dificultades de la identidad son el transfondo de esta afirmación de Hume: «Hablando propiamente no podemos decir que un objeto es el mismo que él mismo, salvo que queramos decir que el objeto existente en un tiempo es el mismo que él mismo existente en otro tiempo». Es probable que el motivo de esa afirmación sea en parte algo que ya observamos párrafos atrás, a saber, que las sentencias de identidad que unen términos simples son vacías si no se ha captado aún el esquema de los objetos físicos. Pero también hay otra causa que se percibe muy bien en las páginas de Hume: si la identidad se toma estrictamente como la relación de toda entidad consigo misma, resulta imposible descubrir en qué es relacional y en qué se diferencia de la mera atribución de existencia. Pero la raíz de esta dificultad es una confusión entre el signo y el objeto: lo que hace de la identidad una relación, y de « = » un término relativo, es que « = » va entre ocurrencias distintas de términos singulares (del mismo o de dos distintos) y no el que ponga en relación objetos distintos.
Una análoga confusión de signo y objeto se manifiesta en Leibniz cuando explica la identidad como una relación entre los signos, no entre el objeto nombrado y él mismo. «Eadem sunt quorum unum potest substitui alteri, salva veritate».Frege tomó al principio ese camino. La confusiónse multiplica curiosamente en Korzybski, cuando dice que «1=1» tiene que ser falsa porque los dos datos de la ecuación son espacialmente distintos.