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Cuando hablamos de ''yo'', o de ''sustancia'',debemos tener una idea conectada con esos términos, pues de lo contrario serían absolutamente ininteligibles. Toda idea se deriva de impresiones precedentes, pero no tenemos impresión alguna de un yo o sustancia como algo simple e individual. Luego no tenemos idea alguna de esas cosas en ese sentido. [...]
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Cuando vuelvo mi reflexión sobre ''mí mismo'',nunca puedo percibir este'' yo ''sin una o más percepciones; es más, no puedo percibir nunca otra cosa que las percepciones. Por tanto, es la composición de éstas la que forma el yo.
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Podemos concebir que un ser pensante tenga muchas o pocas percepciones. Supongamos que la mente se reduzca a un nivel más bajo que el de la vida de una ostra. Supongamos que no tenga sino una sola percepción: la de sed o hambre. Examinemos la mente en esta situación: ¿Concebiréis alguna otra cosa allí que la mera percepción? ¿Tendréis alguna noción de ''yo'' o ''sustancia?'' Y si en este caso concreto no la tenéis, la adición de otras percepciones no podrá daros nunca tal noción.
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|Tipus=Extractes d'obres
 
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Revisió del 22:40, 14 set 2016

Text original editat en castellà.


Cuando hablamos de yo, o de sustancia,debemos tener una idea conectada con esos términos, pues de lo contrario serían absolutamente ininteligibles. Toda idea se deriva de impresiones precedentes, pero no tenemos impresión alguna de un yo o sustancia como algo simple e individual. Luego no tenemos idea alguna de esas cosas en ese sentido. [...]

Cuando vuelvo mi reflexión sobre mí mismo,nunca puedo percibir este yo sin una o más percepciones; es más, no puedo percibir nunca otra cosa que las percepciones. Por tanto, es la composición de éstas la que forma el yo.

Podemos concebir que un ser pensante tenga muchas o pocas percepciones. Supongamos que la mente se reduzca a un nivel más bajo que el de la vida de una ostra. Supongamos que no tenga sino una sola percepción: la de sed o hambre. Examinemos la mente en esta situación: ¿Concebiréis alguna otra cosa allí que la mera percepción? ¿Tendréis alguna noción de yo o sustancia? Y si en este caso concreto no la tenéis, la adición de otras percepciones no podrá daros nunca tal noción.


Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).


Quan parlem de jo, o de substància,hem de tenir una idea connectada amb aquests termes, doncs en cas contrari serien absolutament inintel·ligibles. Tota idea es deriva d'impressions precedents, però no tenim impressió alguna d'un jo o substància com alguna cosa simple i individual. Després no tenim idea alguna d'aquestes coses en aquest sentit. [...]

Quan torno la meva reflexió sobre mi mateix,mai puc percebre aquest jo sense una o més percepcions; és més, no puc percebre mai una altra cosa que les percepcions. Per tant, és la composició d'aquestes la que forma el jo.

Podem concebre que un ser pensant tingui moltes o poques percepcions. Suposem que la ment es redueixi a un nivell més baix que el de la vida d'una ostra. Suposem que no tingui sinó una sola percepció: la de set o gana. Examinem la ment en aquesta situació: Concebreu alguna altra cosa allí que la mera percepció? Tindreu alguna noció de jo o substància? I si en aquest cas concret no la teniu, l'addició d'altres percepcions no podrà donar-vos mai tal noció.

Tratado de la naturaleza humana,Apéndice (Editora Nacional, Madrid 1977, vol.2, p. 885-886)

Original en castellà

Cuando hablamos de yo, o de sustancia,debemos tener una idea conectada con esos términos, pues de lo contrario serían absolutamente ininteligibles. Toda idea se deriva de impresiones precedentes, pero no tenemos impresión alguna de un yo o sustancia como algo simple e individual. Luego no tenemos idea alguna de esas cosas en ese sentido. [...]

Cuando vuelvo mi reflexión sobre mí mismo,nunca puedo percibir este yo sin una o más percepciones; es más, no puedo percibir nunca otra cosa que las percepciones. Por tanto, es la composición de éstas la que forma el yo.

Podemos concebir que un ser pensante tenga muchas o pocas percepciones. Supongamos que la mente se reduzca a un nivel más bajo que el de la vida de una ostra. Supongamos que no tenga sino una sola percepción: la de sed o hambre. Examinemos la mente en esta situación: ¿Concebiréis alguna otra cosa allí que la mera percepción? ¿Tendréis alguna noción de yo o sustancia? Y si en este caso concreto no la tenéis, la adición de otras percepciones no podrá daros nunca tal noción.