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La existencia es determinada; el algo tiene una cualidad y en ésta no sólo se halla determinado, sino limitado; su cualidad es su límite [...]. Cuando se dice, acerca de las cosas, que ellas son ''finitas'', con esto se entiende que no sólo tienen una determinación, no sólo tienen la cualidad como realidad [...], no sólo se hallan limitadas -y tienen de este modo todavía una existencia fuera de su límite-, sino que antes bien el no-ser constituye su naturaleza y su ser. Las cosas finitas ''existen (son)'', pero su relación hacia sí mismas consiste en que se refieren a sí mismas como ''negativas'', y precisamente en esta referencia a sí mismas se envían fuera, allende de sí, allende de su ser. ''Existen (son)'', pero la verdad de este existir (ser) es su ''fin''. Lo finito no sólo se cambia, [...] sino que ''perece''; y no es simplemente posible que perezca, de modo que pudiese también existir sin tener que perecer, sino que el ser (existir) de las cosas finitas, como tal, consiste en tener el germen del perecer como su ser-dentro-de-sí: la hora de su nacimiento es la hora de su muerte.
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Revisió del 22:54, 14 set 2016

Text original editat en castellà.


La existencia es determinada; el algo tiene una cualidad y en ésta no sólo se halla determinado, sino limitado; su cualidad es su límite [...]. Cuando se dice, acerca de las cosas, que ellas son finitas, con esto se entiende que no sólo tienen una determinación, no sólo tienen la cualidad como realidad [...], no sólo se hallan limitadas -y tienen de este modo todavía una existencia fuera de su límite-, sino que antes bien el no-ser constituye su naturaleza y su ser. Las cosas finitas existen (son), pero su relación hacia sí mismas consiste en que se refieren a sí mismas como negativas, y precisamente en esta referencia a sí mismas se envían fuera, allende de sí, allende de su ser. Existen (son), pero la verdad de este existir (ser) es su fin. Lo finito no sólo se cambia, [...] sino que perece; y no es simplemente posible que perezca, de modo que pudiese también existir sin tener que perecer, sino que el ser (existir) de las cosas finitas, como tal, consiste en tener el germen del perecer como su ser-dentro-de-sí: la hora de su nacimiento es la hora de su muerte.


Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).


L'existència és determinada; l'alguna cosa té una qualitat i en aquesta no només es troba determinat, sinó limitat; la seva qualitat és el seu límit [...]. Quan es diu, sobre les coses, que elles són finites, amb això s'entén que no només tenen una determinació, no només tenen la qualitat com a realitat [...], no només es troben limitades -i tenen d'aquesta manera encara una existència fora del seu límit-, sinó que més aviat el no-ser constitueix la seva naturalesa i la seva ser. Les coses finites existeixen (són), però la seva relació cap a si mateixes consisteix que es refereixen a si mateixes com a negatives, i precisament en aquesta referència a si mateixes s'envien fora, allèn de si, allèn de la seva ser. Existeixen (són), però la veritat d'aquest existir (ser) és la seva fi. El finit no només es canvia, [...] sinó que pereix; i no és simplement possible que pereixi, de manera que pogués també existir sense haver de perir, sinó que el ser (existir) de les coses finites, com a tal, consisteix a tenir el germen del perir com el seu ser-dins-de-si: l'hora del seu naixement és l'hora de la seva mort.

Lógica, libro 1, cap. 2 (2 vols., Solar/Hachette, Buenos Aires 1974, 3ª ed., vol.1, p. 115).

Original en castellà

La existencia es determinada; el algo tiene una cualidad y en ésta no sólo se halla determinado, sino limitado; su cualidad es su límite [...]. Cuando se dice, acerca de las cosas, que ellas son finitas, con esto se entiende que no sólo tienen una determinación, no sólo tienen la cualidad como realidad [...], no sólo se hallan limitadas –y tienen de este modo todavía una existencia fuera de su límite–, sino que antes bien el no-ser constituye su naturaleza y su ser. Las cosas finitas existen (son), pero su relación hacia sí mismas consiste en que se refieren a sí mismas como negativas, y precisamente en esta referencia a sí mismas se envían fuera, allende de sí, allende de su ser. Existen (son), pero la verdad de este existir (ser) es su fin. Lo finito no sólo se cambia, [...] sino que perece; y no es simplemente posible que perezca, de modo que pudiese también existir sin tener que perecer, sino que el ser (existir) de las cosas finitas, como tal, consiste en tener el germen del perecer como su ser-dentro-de-sí: la hora de su nacimiento es la hora de su muerte.