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Revisió del 22:26, 14 set 2016
Text original editat en castellà.
El primero, a quien, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir esto es mío y encontró gentes lo bastante simples para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil, ¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, cuántas miserias y horrores hubiera ahorrado al género humano aquel que, arrancando las estacas o rellenando la zanja, hubiera gritado a sus semejantes: «Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie!».
Text traduït al català (Traducció automàtica pendent de revisió).
El primer, a qui, després d'haver voltat un terreny, se li va ocórrer dir això és meu i va trobar gents el bastant simples per creure-li, va ser el veritable fundador de la societat civil, Quants crims, guerres, assassinats, quantes misèries i horrors hagués estalviat al gènere humà aquell que, arrencant les estaques o emplenant la rasa, hagués cridat als seus semblants: «Guardeu-vos d'escoltar a aquest impostor; esteu perduts si oblideu que els fruits són de tots i que la terra no és de ningú!».
J.-J. Rousseau, Discurso sobre el origen y fundamentos de la desigualdad entre los hombres, Segunda parte (Alhambra, Barcelona 1985, p. 119). |
Original en castellà
El primero, a quien, tras haber cercado un terreno, se le ocurrió decir esto es mío y encontró gentes lo bastante simples para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad civil, ¡Cuántos crímenes, guerras, asesinatos, cuántas miserias y horrores hubiera ahorrado al género humano aquel que, arrancando las estacas o rellenando la zanja, hubiera gritado a sus semejantes: «Guardaos de escuchar a este impostor; estáis perdidos si olvidáis que los frutos son de todos y que la tierra no es de nadie!».